Los últimos datos revelados por el Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades (ECDC) revelan que los niveles de resistencia a los antibióticos en la UE y el Reino Unido siguen siendo motivo de preocupación, especialmente en las partes sur y este de Europa.
Se trata de un desafío a nivel global del que también ha alertado la OMS con motivo de la celebración el pasado 18 de noviembre con motivo del Día Europeo del Uso Prudente de los Antibióticos.
Según el Plan Nacional Frente a la Resistencia a los Antibióticos, alrededor de 33.000 personas mueren al año en Europa por infecciones causadas por bacterias súper resistentes, y se estima que unas 3.000 lo hacen en España.
El uso inadecuado y el abuso de este tipo de fármacos, tanto en las personas como en los animales, están detrás de la proliferación de estas bacterias súper resistentes, capaces de sobrevivir a la acción de los antibióticos más sofisticados. Un verdadero peligro y amenaza para nuestra salud. Además se estima que la pandemia del COVID-19 va a agravar esta situación.
Dentro de las muchas acciones que se pueden llevar a cabo, la apuesta por la ganadería ecológica puede jugar un importante papel a la hora de revertir esta situación.
Aunque se ha reducido mucho el uso de antibióticos veterinarios en España, aún se siguen utilizando, no tanto para estimular el crecimiento y engorde rápido de los animales como para prevenir enfermedades en animales sanos. Mientras esta es una práctica muy extendida en la ganadería industrial, es algo totalmente prohibido en las ganaderías con sello ecológico en las que se favorece el desarrollo natural del sistema inmunitario de los animales y en las que únicamente pueden administrarse antibióticos bajo supervisión veterinaria y en casos extremos.
Además se garantiza que la alimentación de los animales tampoco contiene este tipo de sustancias ya que debe proceder de pastos ecológicos libres de pesticidas e insecticidas y de piensos ecológicos, libres por tanto de antibióticos y sustancias modificadas genéticamente.
Por lo tanto al consumir carne procedente de ganadería ecológica estamos asegurándonos una alimentación más sana y natural, libre de sustancias que pueden resultar dañinas para nuestra salud como pesticidas, instecticidas, antibióticos y organismos modificados genéticamente.