Hoy en día, bien por hacerlo en el trabajo o bien por llevar un ritmo de vida acelerado, apenas reservamos el tiempo que requiere una comida o una cena.
Cuando llega este momento, tratamos de hacerlo lo más rápido posible, sin saber las consecuencias que esto nos puede ocasionar.
Comer a un ritmo que nos permita estar atento a nuestra masticación, hará que ingiramos menos alimentos de los que pudiéramos ingerir habitualmente.
Este fenómeno de escuchar lo que comes, es lo que los expertos han denominado el «efecto crunch». Una nueva forma que además de facilitar la digestión, nos dará pistas sobre la calidad de los alimentos que comentos y disminuirá la cantidad de alimentos que ingerimos.
Distracciones como la radio, televisión o teléfono, son los responsables de que comamos más de la cuenta al prestar más atención a estos medios que a lo que estamos comiendo.
Se necesita atención plena a la masticación. El sonido que hacemos, nos mantendrá atentos a la comida y dejaremos de comer en el momento adecuado, cuando dejamos de tener hambre.
Para probar este estudio, los expertos colocaron a los voluntarios unos auriculares para controlar el volumen en el que escuchaban sus ruidos al masticar algunos pretzels (una especie de galleta salada). «Descubrimos que cuanto más alto era el sonido de los alimentos, menos comían los participantes«. «Escuchar el sonido de los alimentos nos recuerda que estamos comiendo«, añaden; «es un indicador natural que nos recuerda que estamos participando en el proceso alimenticio y nos ayuda a comer más conscientemente«.
¿Conocías este concepto? ¿lo vas a poner en marcha?